Generales Escuchar artículo

IA en las aulas: “Formar estudiantes que no sean usuarios pasivos sino críticos”, explica Ramiro Aranda

Entrevista exclusiva al ministro de Educación de Misiones, Ramiro Aranda, sobre la integración de la inteligencia artificial al modelo educativo, los valores en la era digital, la conectividad rural.

     

(canal12misiones.com) Entrevista exclusiva al ministro de Educación de Misiones, Ramiro Aranda, sobre la integración de la inteligencia artificial al modelo educativo, los valores en la era digital, la conectividad rural, el grooming y la alfabetización. Una conversación conceptual y sin atajos sobre el presente y el futuro de la educación misionera.

                                                  

Misiones dio un paso más en su modelo de educación disruptiva. Con una ley impulsada por Carlos Rovira, se incorpora  la Inteligencia Artificial al modelo pedagógico. Pero con el foco puesto en la “humanización” y la tecnología como aliada clave del aprendizaje. La IA se irá incorporando de forma progresiva en todos los niveles y modalidades del sistema educativo público y privado. ¿Qué significa humanizar la Inteligencia Artificial? 

“Primero, es importante remarcar que la inteligencia artificial ya está entre nosotros desde hace tiempo. Solo que, al no ponerle nombre y apellido, muchas veces no somos conscientes de que la estamos utilizando. Desde asistentes virtuales hasta filtros en redes sociales, usamos inteligencia artificial todos los días. Lo que Misiones ha hecho ahora, y es pionera a nivel nacional, es sancionar la primera ley que regula su integración en los procesos de aprendizaje. Esto nos da un marco normativo claro. A diferencia del plano nacional, donde existe un observatorio pero no una legislación, nosotros ya dimos ese paso”, explica el ministro de Educación, Ramiro Aranda.

                                                                    

“Esta ley nos permite nombrar las cosas por su nombre, reconocer las tecnologías como parte constitutiva de la sociedad, y, a partir de ese reconocimiento, impulsar un uso responsable y ético. Hablamos de comprender los dispositivos, su potencial, pero también sus riesgos. El objetivo es formar a estudiantes, docentes y familias para que sepan cómo utilizar estas herramientas de manera consciente, con foco en el ser humano, que es el centro de esta ley”, remarcó.

¿Qué significa concretamente esto en el aula? ¿En qué cambia el modelo educativo?

Los chicos ya acceden a inteligencia artificial con el simple uso de un celular. Lo que buscamos es acompañarlos desde la escuela, formarlos para que no sean usuarios pasivos sino críticos. Y eso implica capacitar a los docentes, acercarles herramientas para que sepan utilizar también la inteligencia artificial generativa, que crea contenido nuevo. Ahí aparece la dimensión ética: ¿para qué lo estoy generando?, ¿con qué propósito? Eso es central. Misiones tiene una trayectoria de innovación educativa. Fuimos los primeros en implementar una ley de educación disruptiva, los primeros en llevar conexiones satelitales a las zonas más remotas, y ahora somos los primeros en legislar el uso de inteligencia artificial en educación.

                      

Alejandro Piscitelli decía que no hay que enseñar tecnología a los chicos, porque ellos aprenden más rápido que nosotros. Que lo importante es enseñarles el “para qué”. ¿Coincide?

Totalmente. Promover la tecnología no implica olvidarse de los valores. La clave está en formar comunidades que acompañen los procesos que empiezan en la escuela y se continúan en la familia. Si un chico recibe formación ética en la escuela, pero luego en su casa tiene un uso irrestricto de los dispositivos, sin control ni reflexión, entonces el proceso queda trunco. Hay que formar a toda la comunidad: docentes, estudiantes y familias. Porque los valores que hoy necesitamos no son los mismos que hace 30 años, aunque mantengan su raíz. La concordia, la empatía, la solidaridad siguen siendo fundamentales, pero deben ser leídas desde una sociedad hiperconectada.

¿Cómo se traduce eso en la práctica cotidiana? ¿Dónde se ve ese cambio?

Pensemos en algo tan sencillo como hablar mal de alguien. Antes implicaba enfrentar a esa persona cara a cara. Hoy alcanza con un tuit, una historia, un mensaje. Cambió el canal, pero no el dilema ético. Por eso es vital enseñar que los valores permanecen, pero las formas en que se expresan cambian. Hay quienes creen que la inteligencia artificial reemplazará al ser humano, y eso no es cierto. La IA se alimenta de lo que producimos como sociedad. Es una base de datos, ni más ni menos. Incluso la IA generativa, que produce nuevos contenidos, lo hace a partir de lo que las personas cargamos en la red. Si un libro no está digitalizado, no existirá para la IA. Por eso, educar implica también explicar estos mecanismos y dar herramientas para entender qué es real, qué es generado, qué es ético y qué no.

¿Y cómo ve a las nuevas generaciones frente a estos dilemas?

Mirá, muchos adultos creemos que los jóvenes no comprenden el impacto de lo que publican, pero yo lo veo al revés. Creo que muchas veces los adultos somos quienes no dimensionamos las implicancias de nuestras acciones digitales. Veo chicos con más empatía que muchos mayores. Y esto lo discuto con quienes sostienen la idea de la “generación de cristal”. Yo fui joven en los años 90 y recuerdo niveles de violencia que hoy no vemos. Hoy, cuando ocurre una pelea entre jóvenes, es noticia porque ya no es lo común. Antes lo era. Veo una juventud más consciente, más respetuosa, que comprende mucho mejor el simbolismo de las palabras, de las imágenes, de lo que se dice y se publica.

¿Cuál es entonces el rol de la escuela hoy, más allá del contenido?

La escuela tiene que ser el lugar donde se resignifican los valores para esta nueva era. Pero no lo puede hacer sola. Necesita el acompañamiento de las familias. Yo aprendo mucho de mi hija. Y muchos padres estamos aprendiendo sobre la marcha, porque crecimos en un mundo sin celulares, sin redes, sin inteligencia artificial. Por eso, insisto, es clave formar en valores desde el contexto de hoy. Entender que lo importante no es limitar, sino enseñar a decidir, a reflexionar, a empatizar.

Uno de los avances también fue la conectividad en zonas rurales. ¿Qué impacto tuvo esa política pública y cómo lo ven otras provincias?

Misiones tiene hoy el 95% de sus estudiantes con acceso a internet en las escuelas. Y ese 5% restante corresponde a zonas geográficamente muy complejas. Por eso desarrollamos un plan de conectividad satelital que cumplió un año en abril. Fuimos la primera provincia en implementarlo. Hoy, otras provincias lo están replicando. Estamos empezando a trabajar también con la tecnología satelital de Amazon, que permitirá cubrir más instituciones rurales. La inversión fue 100% provincial. No solo es conectividad, es equidad. Porque sin conectividad no hay acceso real al conocimiento, a las oportunidades.

La otra cara de la conectividad es el riesgo. ¿Cómo se aborda el grooming en las escuelas?

Ese es un tema que nos ocupa profundamente. Misiones tiene un convenio con Grooming Argentina, con quienes trabajamos en capacitaciones a funcionarios, docentes y estudiantes. Además, desarrollamos la primera guía de ciberdelito que se aplica en las escuelas. Pero esto no es solo tarea del sistema educativo. Las familias tienen un rol central. La escuela es el lugar más seguro para usar internet, porque hay filtros, hay docentes presentes. Pero después está la casa, la plaza, la calle. Y ahí muchas veces hay un uso irrestricto, sin límites. Los chicos no deberían dormir con el celular bajo la almohada. Hay que establecer rutinas saludables, dar el ejemplo. Porque el grooming no es un problema virtual, es un delito real que ocurre en entornos digitales. Por eso también creamos en Misiones la primera fiscalía de ciberdelito del país. Le ponemos nombre y apellido a los problemas para poder abordarlos como sociedad.

Con estos avances ¿cuál es el horizonte de la política educativa de Misiones?

Formar en valores, en un mundo hiperconectado, es el gran desafío. Y para eso necesitamos a todos: docentes, estudiantes, familias, medios, comunidad. La innovación no es solo tecnológica, es humana. Porque la mejor herramienta que puede tener un estudiante no es una app, es la capacidad de discernir, de elegir, de respetar. Eso es lo que nos proponemos cada día en las aulas de Misiones. Y eso es lo que nos hace estar a la vanguardia.

Comentarios
Volver arriba